Los coches que están saliendo en los últimos meses al mercado cuentan con algún tipo de conectividad, lo que los expone a los mismos problemas de seguridad que tienen nuestros ordenadores o nuestros smartphones.
Uno de los problemas es la seguridad de los datos. Al estar conectados, los coches mandan datos a las marcas, entre los que están la forma en que conducimos.
El problema es que no está claro qué se hace con esos datos, ni tampoco la seguridad con la que se guardan. Parece que incuso en ocasiones se ceden a terceros, para que hagan un uso indeterminado de ellos.
Pero si el uso de nuestros datos es grave, más lo es que se pueda tomar el control de uno de estos coches desde casa. Eso ya ha sido demostrado, por lo que un extraño podría tomar el control de nuestro coche de forma remota para hacer lo que quiera con él.
La marca alemana BMW ya ha tenido problemas, pues cualquiera con unos conocimientos informáticos medios podía abrir cualquiera de sus coches nuevos y acceder a ellos sin necesidad de forzarlos.
El revuelo ha sido tal, que la marca bávara ha tenido que lanzar una actualización y pedir disculpas, aunque se ha excusado diciendo que aunque es cierto que los coches se podían abrir, no se podían arrancar.
De esta forma, no está nada claro cómo las marcas se van a enfrentar a estos problemas de seguridad. Como usuario, lo último que quiero es que alguien tome el control del coche cuando voy conduciendo, y tampoco me hace mucha gracia que la marca a la que compro el coche tenga datos míos, que puede usar con quién sabe qué fin.
Estaremos a la espera de que las marcas solucionen estos problemas, porque en poco tiempo será imposible comprar un coche nuevo que no esté conectado.