En casa tenemos decenas de objetos que funcionan con batería, por lo que requieren de un cargador. Lo normal es que el cargador venga con el gadget, pero a veces no viene incluido, lo perdemos o se rompe por el uso (aunque esto último es complicado)
En ese momento nos lanzamos a la compra de un cargador y lo primero es ver el precio del oficial. Lo normal es que el precio nos asuste, pues los cargadores oficiales son caros.
De este modo, solemos acudir a tiendas de electrónica online o a bazares en los que compramos el cargador más barato que encontramos, lo cual es un error grave.
Tendemos a pensar que el precio de los cargadores oficiales es demasiado alto, y en ocasiones es así, pero lo cierto es que el precio es elevado por la calidad de sus componentes internos, aquellos que no vemos.
Cuando se trabaja con electricidad es importante que los componentes sean de calidad, pues está en juego la integridad de nuestro dispositivo, y en los casos más extremos la nuestra, pues los cargadores baratos no suelen cumplir con las especificaciones de seguridad.
Los fallos más comunes son los cargadores quemados, lo que puede ocasionar un incendio, y tampoco son raros los casos de dispositivos que acaban «fritos».
La razón, como hemos dicho antes, son los componentes internos de mala calidad, que no regulan bien el paso de la electricidad. Además, la carga no es estable, lo que hace que al final den problemas.
En definitiva, lo mejor es comprar un cargador de calidad, que no tiene por qué ser el de la marca. Si el cargador oficial te parece caro, siempre puedes buscar cargadores de marcas reconocidas de electrónica.
Estos cargadores son algo más económicos que los oficiales, pero no sacrifican ni la calidad ni la seguridad por ofrecer un precio atractivo.