El DRM, que no es más que un dispositivo anticopia, se está extendiendo mucho. Los libros electrónicos lo suelen llevar, con el fin de que sus libros no se presten entre usuarios, lo que al final penaliza a la persona que lo ha comprado.
La noticia no es esa, pues ya nos hemos acostumbrado a que los libros lleven DRM, por desgracia para nosotros como compradores legales.
Lo que me ha sorprendido, leyendo una noticia de hoy en Xataka, es que incluso las cafeteras lleven DRM, algo que es posible que alguno ya sepa, pero que es una novedad para mí.
De un tiempo a esta parte, las cafeteras de cápsulas se han puesto de moda, debido sobre todo a la comodidad. Pones la cápsula, le das al botón y te olvidas de moler el café, poner filtros, etc.
El problema es que la comodidad se paga, y muy cara. Es por eso que algunos fabricantes han aprovechado el filón y se han puesto a hacer cápsulas de marca blanca, que son mucho más económicas que las de las marcas de las cafeteras, excesivamente caras para lo que ofrecen.
A muchos fabricantes no les importa mucho, o al menos no hacen nada para impedir el uso de estas cápsulas de marca blanca. Sin embargo, ese no es el caso de los fabricantes de la cafetera Keurig.
Resulta que la cafetera Keurig viene con un sistema DRM, que con un lector lee la parte de arriba de las cápsulas para ver si son de su marca. Si no lo son no hace el café, aunque esta protección ya ha sido rota por los usuarios.
La verdad es que me ha resultado extraño que el DRM llegue hasta las cafeteras, algo que le ha costado caro a la marca Keurig, que ha visto cómo sus ventas han bajado de forma drástica.