El presidente ruso Vladimir Putin acaba de poner de forma oficial fin a Roscosmos, la Agencia Espacial Federal del país. Esta agencia espacial gubernamental es responsable del programa espacial y de la investigación general de aeronáutica de Rusia. Roscosmos utiliza la tecnología y las instalaciones que pertenecieron a su agencia predecesora llamada Agencia Espacial y de Aviación Rusa (RKA).
La RKA se ha centralizado en el control de un programa espacial civil de Rusia, que incluye vuelos espaciales no militares. El decreto de culminación de la organización se originó por su recorte de presupuestario de diez años. Esto causó la perdida de una gran cantidad de naves espaciales y el uso indebido de más de 92 millones de Rublos (o en su equivalencia $1.8 millones de dólares) en parte fue por la cultura generalizada de la corrupción.
Tras su cierre oficial, se dio a su vez la noticia de que Roscosmos renacerá como una futura corporación estatal el 1de enero. Esto ha generado dudas en muchos aspectos, pero por lo que se da a entender, el nuevo Roscosmos operara con un nivel un poco más estricto y bajo la supervisión del gobierno para ayudar e incluir la construcción de una Baikonur de 342 millas cuadrados cerca de la frontera del lejano oriente de Rusia con China.
Con esta información, la agencia estaría en mejor estado y mejor equipada para competir en el terreno de los vuelos espaciales comerciales. La noción de Putin quizás pueda será un poco aficionada, pero después de todo, el aumento de competidores ambiciosos estadounidenses como por ejemplo SpaceX podrían en su momento poner un freno a los negocios lucrativos de los vuelos espaciales en Rusia.
Para mediados del 2015, el administrador de la NASA Charles Bolden dijo al congreso, que la tarifa que incluirán seis astronautas estadounidenses en el cohete Soyuz hasta el 2017, sería de $490 millones de dólares y de $82 millones de dólares por asiento.